por Luis Izquiel
30/01/11
Las intensas lluvias que azotaron al país el año pasado, pusieron en evidencia una verdad de perogrullo: estamos en presencia del Gobierno más incompetente en materia de construcción de viviendas de toda nuestra historia.
En los últimos 12 años, después de haber recibido ingresos por el orden del billón de dólares, el gobierno nacional sólo ha podido construir cerca de 296.000 soluciones habitacionales. Casi 25.000 por año, cuando en el pasado el promedio era de 70.000. Todo un rotundo fracaso.
Buscar ayuda en el extranjero, no ha sido la solución. Un reciente informe de la Mesa de la Unidad Democrática, señala que de las 323.000 viviendas que se han acordado realizar con países como Bielorrusia, China, Irán, Cuba y Uruguay, se han concretado apenas 31.000, lo que significa un 9,64% de efectividad. Grandes urbanismos ofrecidos con los nombres de "Ciudad Caribia", "Ciudad Belén", "Terrazas del Alba", "Altos de la Rinconada" y "Ciudad Camino de los Indios", entre muchos otros, han quedado sólo en promesas. Los culpables de esta verdadera estafa inmobiliaria, no han sido todavía procesados.
Ante esta realidad, el oficialismo ha intentado evadir su responsabilidad política, con la creación de chivos expiatorios. La expropiación de urbanismos y las amenazas de nacionalización a entidades bancarias, forman parte de esta deshonesta estrategia. Se intenta trasladar la culpa de la debacle habitacional, a los satanizados empresarios privados. Toda la fuerza comunicacional del Estado, ha sido puesta en sintonía con este plan.
El gobierno nacional, por sí solo, no va a poder cubrir el inmenso déficit de 2.000.000 de viviendas que hoy existe en Venezuela. Se necesita la participación del sector privado, pero si continúan las violaciones al derecho de propiedad, nadie invertirá ni un bolívar en el área de la construcción. Los perjudicados, serán los ciudadanos.
El presidente de la República se ha comprometido con la entrega de 350.000 viviendas en los próximos 2 años, pero los antecedentes indican que esta oferta será muy difícil de cumplir. Los miles de damnificados, hacinados en inhumanos refugios, exigirán en los próximos meses la entrega de las casas prometidas. Una situación que amenaza con explotar prontamente.
@luisizquiel
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